Romance del Duero
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
Gerardo Diego
En este poema se contrapone el río (la naturaleza) a la ciudad.
- ¿Qué representa para el poeta el río y por qué? Lo personifica de tal modo que lo llega a idealizar por su constancia y su labor.
- ¿De qué se lamenta el escritor? Se lamenta del hecho que la gente ignora el río y se centra tan solo en la ciudad.
- ¿En qué se basa el poeta para identificar el río, el fluir del tiempo, el pasado, la sabiduría y el amor? En el fluir del agua del río, su constancia y la cantidad de agua nueva que siempre contiene...
- ¿Qué representa para el poeta la ciudad? Un lugar con poco encanto.
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